08 octubre, 2010
I. S. TURGUÉNIEV
PÁGINAS AUTOBIOGRÁFICAS.
I.S. Turguéniev.
Traducción de Víctor Gallego Ballestero.
Alba Editorial mayo 2000.
Colección Alba Clásica.
316 pp.
ISBN: 84-8428-035-7
Cualquiera que desease conocer la biografía de Turguénev sólo tendría que buscar en Internet y hallaría infinidad de páginas hablando de él, de su vida, de su obra, de su pensamiento…
Así que prescindiré de presentaciones inútiles e iré a la causa de incluir este libro en el blog, que no es otra que la de reiniciar las referencias que murieron por consunción hace algunos meses.
Digamos, pues, que es un divertimento preparado para reiniciar el hilo de mis lecturas, no interrumpidas, pero sí referenciadas.
Turguénev es todo un caso. Uno de los clásicos rusos del siglo XIX, contemporáneo de Puskhin y de Gogol, Tolstoi y Dostoyevski, no termina de cuajar entre los seguidores de la literatura rusa dada su fama de “occidentalizado” que, con orgullo, él ostentó.
Si algo de su filosofía vital se puede destacar de él es tanto su admiración por la cultura occidental como su lucha contra el sistema de servidumbre, tan arraigado en su país.
Si alguna obra de su producción debe destacarse, sería “Padres e hijos” la elegida, aunque al publicarse no alcanzara el inmediato éxito que su autor esperaba de ella.
De él son pues estas tituladas “Páginas autobiográficas”.
Un divertimento, ya digo, pero no exento del interés que cualquier trabajo de un escritor de la categoría de Turguénev conlleva.
Titulada originalmente “Literaturnie i zhiteiskie vospominania. Gamlet i Don Kijot”, recopila 10 trabajos. Desfilan en ellos Pletniov, Belinski, Gogol, Ivánov, unas reflexiones sobre “Padres e hijos”, el misterioso encuentro con Monsieur François, el angustioso relato de una ejecución con guillotina, sucesos de junio de 1848 en París y un muy interesante apéndice que recoge la conferencia del 10 de enero de 1860 en la que presenta frente a frente dos visiones de la vida, dos formas de ser, dos míticos personajes literarios y, por ende, a sus dos autores: Cervantes y Shakespeare.
Un libro que puede leerse, aunque seguro que aburriría a más de uno de los que ocupan su ocio en literatura más liviana, más ligera y dinámica que las reflexiones de un escritor que figura en la lista de los autores consagrados y mal llamados “clásicos” por "universales".
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