14 mayo, 2006

ERNST JÜNGER



Fallecido el 17 de febrero de 1998, a la edad de 102 años, Jünger es para mí una figura clave de la intelectualidad del siglo XX.
Filósofo, ensayista, novelista y entomólogo (me llama la atención el paralelismo entre investigador y coleccionista, sea de lo que sea), su propia vida es una continua lucha entre las catalogaciones de los ignorantes y las calificaciones de los malpensantes.
Para mí, uno de sus errores es publicar “Tempestades de acero” (sus recuerdos de la Primera Guerra Mundial), y no impedir que se utilice dicha obra como bandera de “la sangre y de la tierra”, del heroísmo patriótico que tan utilizado fue por el nacional-socialismo.
No obstante, aunque de ideología más bien de “derechas”, supo mantenerse al margen de las corrientes políticas imperantes, lo que no le evita que, en 1939, sea movilizado con el grado de capitán (Hauptmann) en el ejército del Reich.
Antes de ello, marca un giro en su vida y en su obra con “El trabajador” y, fundamentalmente, con ”Sobre los acantilados de mármol”, fuerte crítica del régimen, de cuyas represalias se libra con la intervención directa de Hitler.
Pasa casi toda la guerra en París (en su obra, “Radiaciones”, nos presenta un enorme torrente de referencias de autores, obras y vivencias harto interesantes).
Tras la guerra, se niega a someterse a los tribunales de desnazificación con la simple razón de que él nunca fue nazi, posición que causa el ostracismo de su obra hasta 1948.
Después, una obra profunda, prolífica, a veces marcada por el LSD, hasta desembocar en “La tijera”.
Como resumen, si no epílogo, “Los titanes venideros”.
Pero claro, para comprender a Jünger, a su extraordinaria, polémica y polemizada personalidad, además de leer su obra, habría que comprender qué se piensa al acabar una guerra con una veintena de cicatrices debidas a siete heridas en combate y a sentir en el cuello el ligero peso de la “Pour le Merite” con tan sólo veintitrés años.
Una vez prometí a un amigo un par de fotos del Jünger de su época de invasor a su pesar.
Quizás esta breve reseña no sea más que la excusa para exponer dichas fotos… o puede ser al revés.

1 comentario:

maldo dijo...

El mismo Jünger desmiente que muchos de los personajes que aparezcan en esa obra se correspondan con los que, posteriormente, los críticos han querido adjudicar en determinados papeles ("Radiaciones. Diarios de París. Tomo II).
Pero sí, sería interesante hacer algo como lo que sugieres.
Lo anoto en mi libreta de anotaciones, sugerencias y pensamientos, que tengo desde hace poco (y ya me hacía falta, ya).