(Edición "Cincuentenario Pío Baroja 1956-2006").
TUSQUETS EDITORES. COLECCIÓN TIEMPO DE MEMORIA. Barcelona. 2006.
ISBN: 84-8310-483-0 (II vol.)
84-8310-493-8 (III vol.)
En rústica con sobrecubierta. 22,5 x 15. 598 - 823 pp.
La editorial Tusquets está realizando una loable labor con su colección “Tiempo de memoria”, una colección, para mí, que tiene poco desperdicio.
En este caso edita y reedita, en tres tomos, la bibliografía memorialista de uno de los autores emblemáticos de la literatura española: Pío Baroja.
El valor intrínseco de esta obra es, fundamentalmente el de recopilación, el de acercar al lector al Baroja más íntimo junto al más público, al contradictorio, a la persona, además de añadir algunos artículos y obras inéditos, aunque no sean tantos como uno desearía.
La mayor parte de lo publicado (si no todo) ya está editado anteriormente por la editorial familiar, Caro Raggio. Pero Tusquets tiene el acierto de ponerlo en nuestras manos en una edición cuidad, atractiva y accesible sin necesidad de perder tiempo y fuerzas en la búsqueda de lo que realmente interesa para comprender el universo barojiano.
- “Galería de tipos de la época” (1947).
- “La intuición y el estilo” (1948).
TUSQUETS EDITORES. COLECCIÓN TIEMPO DE MEMORIA. Barcelona. 2006.
ISBN: 84-8310-483-0 (II vol.)
84-8310-493-8 (III vol.)
En rústica con sobrecubierta. 22,5 x 15. 598 - 823 pp.
La editorial Tusquets está realizando una loable labor con su colección “Tiempo de memoria”, una colección, para mí, que tiene poco desperdicio.
En este caso edita y reedita, en tres tomos, la bibliografía memorialista de uno de los autores emblemáticos de la literatura española: Pío Baroja.
El valor intrínseco de esta obra es, fundamentalmente el de recopilación, el de acercar al lector al Baroja más íntimo junto al más público, al contradictorio, a la persona, además de añadir algunos artículos y obras inéditos, aunque no sean tantos como uno desearía.
La mayor parte de lo publicado (si no todo) ya está editado anteriormente por la editorial familiar, Caro Raggio. Pero Tusquets tiene el acierto de ponerlo en nuestras manos en una edición cuidad, atractiva y accesible sin necesidad de perder tiempo y fuerzas en la búsqueda de lo que realmente interesa para comprender el universo barojiano.
* * * * * *
El segundo volumen recoge tres obras suyas. Dos de ellas ya conocidas y editadas anteriormente:- “Galería de tipos de la época” (1947).
- “La intuición y el estilo” (1948).
La tercera mucho más corta, una composición de textos inéditos, reunidos por primera vez en un libro:
- Ilusión o realidad”
El primer título de este volumen nos remonta a sus recuerdos de amistades y enemistades y a sus experiencias con toda clase de personajes de la cultura de la primera mitad del siglo XX. Vierte sus opiniones sobre ellos con la tranquilidad del que sabe de qué habla, del conocedor del terreno y, por supuesto, con todo el genio, sorna y realismo que se han dado en llamar barojianos. Páginas llenas de anecdotas por las que desfilan, Galdós, Valle Inclán, Blasco Ibáñez, Unamuno, Maeztu, Pedro Luis de Gálvez (a quien me encontré hace algunos años, por primera vez en literatura, de la mano de Juan Manuel de Prada en “Desgarrados y excéntricos”), Ciro Bayo, Pereda… Una galería que no tiene desperdicio, tanto por los personajes tratados como por el tratamiento a que los somete este escritor vasco, para mí comparable en muchos aspectos de su carácter y de su obra al ampurdanés Pla.
Esta obra fue publicada por primera vez en Biblioteca Nueva en 1947, de nuevo en 1952 y por Minotauro en 1955. Creo que en los años ochenta ha sido editada de nuevo por Caro Raggio, la editorial fundada por su cuñado en 1917 y levantada de nuevo por sus sobrinos, Julio y Pio Caro Baroja, hijos del editor.
El segundo, ("Intuición y estilo") nos encamina, mediante las opiniones de Baroja, unas acertadas y otras, para mí, desacertadas, trasnochadas o erradas, a un tratado sobre el arte de escribir. En él, las referencias a sus propias obras son mínimas, casi sin importancia. Se retrotrae a los clásicos, demuestra su menosprecio de los literatos franceses (curioso que rechace a Barbusse con su obra “El fuego”, premio Gongourt… ¿sería porque mientras de él se hacían una o dos ediciones, de este libro la misma editorial había realizado ya cuatro ediciones?), de algunos ingleses, abomina de los –ismos que nacen con el siglo, se aferra al Siglo de Oro español… puede estar equivocado (posiblemente a ojos de los eruditos actuales, lo esté) pero nos lleva en un delicioso viaje desde la Grecia clásica hasta el siglo XX, salpicándolo de opiniones propias, de filias y fobias que hace ameno y poco cansado el viaje.
Hay un par de paginitas con el estudio etimológico de algunas palabras que me ha hecho sonreír por la crítica contenida y la soltura con la que trata el tema. Es sólo un ejemplo, claro.
Casi nadie se salva de su pluma y pocos, en realidad, salen incólumes de sus opiniones. No es que haya que tenerlas en cuenta ni creerlas al pie de la letra, pero son lo suficientemente interesantes como para apreciarlas.
Tampoco, como la anterior, es una obra inédita, puesto que ya se publicó inicialmente en Biblioteca Nueva en 1948 y en la renovada Caro Raggio en 1983.
El último, que completa este volumen de sus memorias, es un texto compuesto con muchas partes inéditas y con sólo un denominador común: la ilusión frente a la realidad. La eterna dicotomía entre lo soñado y lo vivido, entre el deseo y lo real. Se extiende y pone a parir a toda la magna pléyade de espiritistas, espiritualistas y “otras gentes de mal vivir” que nacen a raíz de la Primera Gran Guerra y los enfrenta, como sin querer, a la vida de la gente común en un Madrid en guerra. Genial, el recuerdo de La Corrala (el Rancho Grande), una especie de patio de Monipodio como una isla rodeadada de mares enfurecidos.
En esta obra, corta, se mezcla todo. Pensamientos, recuerdos, humor… Reflexiones tan serias como la teoría de la relatividad y el átomo se mezclan con opiniones sobre músicos (p.e., Chueca) o políticos. Es un cajón de sastre pero en el que existen, al abrirlo, dos niveles: el de aquellos que viven en el aire, en los sueños, y el de los que lo hacen con los pies en el suelo.
En resumen, una obra que mantiene el interés, sin olvidar que no es una novela de aventuras ni nada que mantenga un hilo totalmente coherente y que nos pueda interesar como el que lee una historia a las que nos tienen acostumbrados últimamente las editoriales.
Si antes, años antes, hemos leído las dos primeras obras, la memoria es flaca y podemos considerar su lectura como un "Baroja revisitado".
Aunque no; yo creo que no debemos pensar que estamos leyendo a Baroja. Más bien estamos leyendo en Baroja, que no es igual, pero que creo que se acerca más a la realidad.
* * * * * *
El tercer tomo recopila cuatro obras, tan interesantes a veces como tediosas por momentos.
"Reportajes", "Bagatelas de otoño", "La guerra civil en la frontera" y el inédito "Rojos y blancos".
Las dos primeras, de 1948, son conocidas suficientemente por cualquier seguidor de este literato vasco.
La tercera, por su contenido, no pudo ser publicada hasta el final de la Dictadura. Como muchas de sus otras obras, levanta ampollas. Su pensamiento, su opinión y su "alejamiento" de la tragedia que recorre España es alabado por muchos y, denostado por otros (disponible está, por ejemplo, "Baroja o el miedo" de Eduardo Gil Bera). Si he de dar mi opinión, por supuesto muy personal, Baroja se deja arrastar por su clásico individualismo y arremete contra moros y cristianos. Es cierto que, desde mi óptica, zahiere más a las izquierdas que a las derechas aunque puede que eso tenga su origen en cuándo organiza la obra. Tanto en ésta como en la inédita "Rojos y blancos", se aprecia claramente que no es una obra de un tirón. Don Pío relata, salta de unas épocas a otras, inserta cuñas casi forzadas que descolocan hasta cierto punto al lector, las correspondencias históricas desconciertan (no es lógico hablar de que está sucediendo en la guerra y, a continuación, insertar el final de la Guerra Mundial como ejemplo). Pero tras su lectura, siempre quedan dos conclusiones que casi son universales:
1. El individualismo del escritor le hace ser tan escéptico en su relato que llegamos a dudar (y lógicamente así debe ser en unas memorias) de su criterio como analista político-social de la historia que vive.
2. Ese individualismo, tan impregnado de pesimismo, nos deja un mal sabor de boca.
Pero ya sabemos todos que ese tiempo no fue un tiempo de rosas ni la vida tan fácil como cantar bajo la lluvia.
Y si me he de quedar con una opinión que lo defina, me quedaría con la de "si uno es un necio, la cosa es fácil; si uno tiene dos dedos de frente, entonces la cosa se complica".
"Reportajes", "Bagatelas de otoño", "La guerra civil en la frontera" y el inédito "Rojos y blancos".
Las dos primeras, de 1948, son conocidas suficientemente por cualquier seguidor de este literato vasco.
La tercera, por su contenido, no pudo ser publicada hasta el final de la Dictadura. Como muchas de sus otras obras, levanta ampollas. Su pensamiento, su opinión y su "alejamiento" de la tragedia que recorre España es alabado por muchos y, denostado por otros (disponible está, por ejemplo, "Baroja o el miedo" de Eduardo Gil Bera). Si he de dar mi opinión, por supuesto muy personal, Baroja se deja arrastar por su clásico individualismo y arremete contra moros y cristianos. Es cierto que, desde mi óptica, zahiere más a las izquierdas que a las derechas aunque puede que eso tenga su origen en cuándo organiza la obra. Tanto en ésta como en la inédita "Rojos y blancos", se aprecia claramente que no es una obra de un tirón. Don Pío relata, salta de unas épocas a otras, inserta cuñas casi forzadas que descolocan hasta cierto punto al lector, las correspondencias históricas desconciertan (no es lógico hablar de que está sucediendo en la guerra y, a continuación, insertar el final de la Guerra Mundial como ejemplo). Pero tras su lectura, siempre quedan dos conclusiones que casi son universales:
1. El individualismo del escritor le hace ser tan escéptico en su relato que llegamos a dudar (y lógicamente así debe ser en unas memorias) de su criterio como analista político-social de la historia que vive.
2. Ese individualismo, tan impregnado de pesimismo, nos deja un mal sabor de boca.
Pero ya sabemos todos que ese tiempo no fue un tiempo de rosas ni la vida tan fácil como cantar bajo la lluvia.
Y si me he de quedar con una opinión que lo defina, me quedaría con la de "si uno es un necio, la cosa es fácil; si uno tiene dos dedos de frente, entonces la cosa se complica".
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