13 agosto, 2006

FLANNERY O`CONNOR


(Mary) Flannery O`Connor nace en Sabannah el 25 de marzo de 1925.
De familia relativamente acomodada, siendo niña se traslada con sus padres (es hija única) a Milledgeville, donde residirá hasta su temprana muerte. En 1946 se le detecta una enfermedad sanguínea que le afecta fundamentalmente a las piernas, debiendo utilizar muletas hasta su fin, que acontece el 3 de octubre de 1964.

Excelente creadora de cuentos, todos ellos gravitan sobre la exclusión social, la personalidad de los negros (no olvidemos que ella es del Sur y, observadora, no puede dejar de machacar sobre el concepto “blanco” del negro en su comunidad) y la pacatería religiosa con la dualidad redención – condena siempre presente. “Me inspiro en lo que veo”, diría una vez la escritora.
"El tipo de percepción que debe tener o desarrollar el escritor de narrativa para acrecentar el significado de su relato es la llamada visión anagógica, es decir, la visión capaz de descubrir diversos niveles de realidad en una imagen, o en una situación. ...es un modo de leer la naturaleza abarcando todas las posibilidades".

En cuanto a la concepción de la autora sobre cómo escribir un cuento, destacaría sus palabras
"En la mayoría de los buenos cuentos es la personalidad del personaje lo que crea la acción de la historia. En la mayoría de esos cuentos, siento que el escritor ha pensado en una acción y luego seleccionado un personaje para que la lleve a cabo. Usualmente, existen más probabilidades de llegar a un buen fin si se comienza de otra manera. Si se parte de un personaje real estamos en camino de que algo pase antes de empezar a escribir, no se necesita saber qué. En verdad, puede ser mejor que uno ignore lo que sucederá. Cada uno debe ser capaz de descubrir algo en el cuento que escriba".

La crítica la incluye dentro de un trío femenino que marcó la novela sureña, siempre a la sombra de William Faulkner - Carson McCullers, Eudora Welty y Flannery O’Connor - en el llamado "estilo gótico sureño".

Acabo de leer “Cuentos completos” Editorial Lumen. 2005. (ISBN 84-264-1511-3).
Esta obra, de 832 páginas, recoge todos los cuentos de la autora. Treinta y una pequeñas joyas entre las que destacaría dos: “El negro artificial” y “Los lisiados serán los primeros”. Pero sobre todas ellas gravita el conflicto del hombre con su propia miseria, la lucha entre el bien (muchas veces hipócrita) y el mal (no tanto en ocasiones), la resolución de los conflictos mediante el amor, el remordimiento o la muerte, la segregación racial y ese sabor espeso, cálido y a menudo agobiante de la tierra en la que vive.
Es difícil escribir cuentos y, más aún – y de ahí su dificultad - , el mantener la atención del lector sin hacerse repetitivo. F.O. lo consigue y cada uno de esos relatos es como una caja cerrada a la que te acercas con curiosidad preguntándote “¿Qué sorpresa lleva encerrada dentro?”
Se podrían calificar algunos de demasiado lisos, otros de demasiado fuertes, otros de duros, pero en cualquier caso, podría compararse al descenso por un río con sus rápidos, sus remolinos y sus remansos… y ese regusto final de no haber perdido el tiempo que podrías haber dedicado a algo mejor.

Obra:

- Sangre sabia (1952).
- Es difícil encontrar a un hombre bueno (Relatos breves. 1955).
- El cielo es de los violentos (Otros la titulan “Los profetas”1960)
- Todo lo que crece tiene que converger (Relatos, también titulada “Las dulzuras del hogar”. 1965).
- Todos los relatos de F.O. (recopilación de todos sus cuentos. 1971).

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